Formato Editorial: De difícil apertura, una edición colorida y
centelleante de Mansalva, que hace a uno creer que es dueño de un objeto bello,
desde el punto de vista de los aesthetics. Desgraciadamente, tiene un contenido
interior lejos de la belleza exterior.
Bio: Escribió
a costa de Osvaldo Lamborghini; que es lo que concluimos, su único y no menor
mérito: otro debería escribir, también, sobre la experiencia en esa magna tarea
de una década. Sabe aparecer en ferias, suda profusamente y contribuye con
críticas y prosas lábiles en numerosos medios de difusión.
Estilo:
Ya en el título se nos presenta una mentira: el argumento y las peripecias
distan de ser perfectas. Simplón, plagado de lugares comunes y alusiones
futbolísticas. Cree sumirse en registro alto, cuando en realidad lo que crea es
un estilo pendenciero, ignaro y falto de ingenio. Simula reírse del mundo
futbolístico de sus admiradores, pero solo exacerba los vicios de esa cofradía unidos
por un balón.
Contenido/ Temas: Dos mellizas idénticas con nombre de iglesias juegan
a confundir a sendos maridos para quedarse con toda la plata de ellos. Un drama
de la vida real, innecesariamente retratado dentro de un marco ordinario, poco
original y ni siquiera entretenido.
Organismos a los que remite: Italianos, embriones múltiples, jugadores de fútbol.
Anclaje sociohistórico: El presente, entre Buenos Aires y Nápoles.
Punch: No. En realidad, la idea de los culpables
idénticos es robada de la magnífica short story de Graham Greene, “A Case for
the Defence”.
Nos preguntamos: ¿Era necesario?
Nos respondemos: A veces necesitamos ejemplos negativos.
Estado de la materia: Gasesoso; quiere ser ocurrente y se queda a la
altura de los zócalos.
Digestión:
Sinuosa.
¿Para leer en voz alta?: No. Y casi ni siquiera en voz baja.
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