jueves, 25 de julio de 2013

Mesa de ensamble 2

Cosas que salen de la cara

El cascarón rodó. La alcantarilla no tenía restricciones metálicas (a falta de... a falta de otro término más elocuente, más... ajustable) que lo frenaran en su caída liviana y pesada hacia un ¡plop! inevitable en agua oscura, plástica, babosa.
Levé los ojos; el aire de las baldosas rebotaba y parecía continuarse a través de las rendijas que mis dientes apretaban pero, igualmente, no alcanzaban a bloquear: chiflido que térmicamente subía por mis pulmones. No sabía si era acidez, tristeza o, sencillamente, una burbuja de aire atrapada entre el estómago y la garganta. Inhalé varias veces tratando de evitar la náusea pero fracasé terriblemente: un sánguche mal masticado salió de mi boca. Estaba vomitando; o recordando lo que habia comido. Entonces decidí irme. Sentí el viento húmedo de una mañana feriada. No había nadie parado en ninguna esquina. Sólo palomas cabeceando compulsivas al compás de las nubes. Tuve que caminar para airear mi aliento y despertarme.
Silvia se había ido; a esta hora debía estar, por lo menos, atrás de varios peajes camino a Entre Ríos. Ahí vivía su tía de anteojos gruesos y cara de estuche. Esa cara no la dejaba dormir en paz, porque las cejas las tenía gruesas (también, como el marco) y la boca parecía un juego de encastre. Daba la sensación de no volver a abrirse en caso de quedar cerrada. Pero siempre, sin falta, se abría; y los mensajes eran de lo más funesto:
- ¿Lavaste las caras anteriores y posteriores de los premolares?

Siempre supo que era la parte que resultaba más fácil de olvidarse. Tomaba el cepillo y frotaba con furia, hasta que la sangre empezaba a manchar el lavabo. Veía la espuma roja escurrirse por el desagüe, hasta el colector de las aguas servidas del Medrano y, desde ahí, hasta el Río de la Plata. “Los peces van a comerse la pasta que sale de mi boca”, pensaba probablemente, “por ahí son alérgicos a la mente”. ¿No la vi, acaso, estornudar materia gris?, ¿grasas, semen? Hay (o hubo) quien supo señalar en los orificios nasales la vía de acceso y egreso de toda materia líquida o fluído viscoso imaginable. Dométreo, por ejemplo, (250 a. C.) estornudó un coliflor en el contexto histórico en que nadie podía identificarlo, ya que tal hortaliza proviene de América.

miércoles, 3 de julio de 2013

Ficha Técnica - La casa de cartón de Martín Adán

La casa de cartón, Martín Adán. Mansalva, Buenos Aires, 1928.


Formato editorial: La clásica falta de justificación del texto de Mansalva, en este caso particular, se justifica por el hecho de tratarse de prosa poética. Sigue siendo un problema la dificultad que ofrece la encuadernación para abrir el libro.

Bio: Documentado Rafael de la Fuente Benavides, lapida una fortuna patricia para vivir el arco completo de los hoteles a los hospicios. Ama el barroco, la poesía y el alcohol. Precede, en ethos, a Zelarayán, Laiseca y tantos otros que apelan al lugar retórico de la pérdida de papeles en mudanzas.

¿Cómo llego a la Proxemia?: Mamá o Papá insisten en que sigamos leyendo y no dejan de recomendarnos cosas.

Animales /Organismos a los que remite:  A organismos de todas las biósferas.

En serie con: Zelarayán y nosotros mismos, hace ochenta años y en el mismo continente. También con Burroughs.

Estructura: postales poéticas de una Lima provinciana alrededor del narrador como eje, su doble Ramón y los encuentros amorosos con mujeres de una amplia franja etaria. De novela fragmentaria, ni un aire.

Contenido/ temas: la experta inexperiencia de las primeras veces: en el sexo, en la escritura y en el acercamiento a una naturaleza en la que aún se confía. Lima, como en el título de cartón, aparece precaria y lúdica: material con el que se puede hacer, intuitivamente, cualquier cosa. Visita mulas, patios de recreo en la escuela, el malecón, la playa pedreada y camas sin sábanas.
Estilo­/Interacción: Ajustado, sonoro, sinestésico, con aliteraciones y repetición; palabras sometidas a la imaginación, a las  sensaciones.
Punch: Constante: un martillo. Sostenido.
Anclaje sociohistórico: Lima, en los '30, sin vistas de urbe.

Estado de la materia: Líquido, libre de goteras.

Digestión: Rápida y repleta de reflujo.

Para leer en voz alta: Sí, con dos o tres ensayos previos.