Tratado sobre la Escritura Ambiente

En el clásico vanguardista de la escritura automática, el sujeto censor se suspendía y la mano fluía (líquida) en la escritura de palabras, figuras e imágenes en libre asociación.
En el procedimiento esbozado, pulido, mejorado y transpirado por la Proxemia, les escritores prestan oído a lo que lo circunda, no a las interioridades fluctuantes, sino al discurso de una charla en el ambiente. El sujeto escribiente (Florentino o no) impávido y pasivo ante las ondas y estímulos sonoros, deja testimonio con oído levemente selectivo y una sonrisa. Se conforma así un mapa fragmentado de personalidades y acciones, una topografía verbal en la que se apilan palabras para dibujar una escena: materia prima pura para una posterior intervención.La mecánica se logra, tal vez, de la siguiente manera. Se escucha una frase de hasta 5 a 12 palabras y se la transcribe. En cuanto esa frase se termina de caligrafiar sobre el papel, se escribe lo que el oído capta ni bien se interrumpió el contacto de la lapicera con el papel. Como murciélagos o ancianos con auricular que aumentan el volumen.
Otre tomará entonces el exudado crudo, lo puntuará (comas amenas, puntos precisos, algunos suspensivos... tal vez; paréntesis -o guiones- y, por supuesto: dos puntos o punto y coma para eyectar la prosa; o pausarla) buscando, así, una sintaxis un poco más ortodoxa y asociaciones desfamiliarizantes.

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