jueves, 2 de abril de 2015

Destrucción total. Lila Siegrist. Blatt&Ríos (2014)

Estructura: Cinco capítulos con título y conclusiones finales de una línea en negrita que nos van llevando progresivamente a la destrucción total. Estos estàn interconectados, porque no dejan de ser autobiográficos: la narradora se mantiene (en volumen y estilo); lo que varía, en cada parte, es el personaje masculino (el amigo/ex-chongo Moro Acebal, el ex-novio catalán Albert, el psicoanalista Pichín, y el novio actual).
Formato Editorial: Libro corto con letra pequeña pero legible. Una polèmica foto de discos de cuchillos en la tapa color bordo (los tres tajos aluden a Lucio Fontana) que sin embargo relacionan muy bien el título con el texto, una reescritura de la destrucción artística.


Bio: escritora rosarina multifacètica que prefiere los tìtulos rurales.


¿Cómo llegó a la Proxemia?: Comprado en alguna feria contemporánea por confianza ciega hacia la editorial.


En serie con: La débil mental, Ariana Harwicz (donde, a diferencia de Siegrist, no se llega –¡y eso que lo intenta y lo intenta!– al punch destructivo que se pretende; ni que hablar del final a lo Thelma y Louise).


Animales y organismos a los que remite: Lemmings, parejas, dandys, merchand del arte, psicoanalistas, mujeres despreciadas/frustradas/malamadas



Contenido/ Temas: La verborragia sobre la violencia contra el arte, contra la cultura, contra el sistema o contra otras personas va destilándose y perfilando su impulso, con cada capítulo, hacia una precisión: el segundo personaje, el ex-novio cínico y hipster. La furia se ve encauzada en esta dirección; y, hacia el final, –la misma narradora lo admite– se pone cursi. Porque, la bronca, finalmente, tenía origen en un desamor... Tal vez por eso la larga y exquisita enumeración de desastres (naturales y humanos) contra piezas de arte a lo largo de la historia se despliegue en notas al pie: si bien el tono es espléndidamente arrasador, la cosa (la destrucción total) no es tal: es sólo un hallazgo en la biblioteca de su amigo, un cheto irredento que (como la alta alcurnia de nuestro país no se ha cansado de ostentar) se permite la ligereza de olvidar, al fondo de una biblioteca, todo lo que "sabe" (todo lo que tiene): "Tiene almacenadas capas de cultura que negaba e ignoraba, o despreciaba. Así llegué al encuentro con los accidentes y descuidos artísticos, vandalismo conceptual o inclemencias teorizadas ".


Interacción/ Estilo: Maneja con destreza una prosa oral y acumulativa; la enumeración larga contenida en una oración no es necesariamente el tipo más usado: más bien, las apreciaciones sobre un personaje, por ejemplo, se agregan frase a frase in crescendo (como si lo recién dicho no fuera suficiente), lo que produce que los puntos seguidos aparezcan más como pausa oral que como delimitación entre dos acciones o predicaciones diferentes: "Albert era de esas personas encantadoras en estado lobby y despreciables en la intimidad, insoportablemente egoístas, que sólo se manifestaba con cariño con los individuos que podían ofrecerle  algún beneficio; como un despreciable manipulador y explotador de otras personas para sus propios fines. Un joven con opiniones fuertes, independientes y poco convencionales, pero su falta de belleza obligaba a callárselas la mayor parte del tiempo para poder subsistir. Era el resultado de mucho ingenio y esfuerzo del ser más europeo. Era la propia civilización occidental y cristiana contemporánea." El lenguaje es amplio y se impregna del carácter de los personajes, aunque el uso de bastardilla para incorporar términos en otros idiomas que deberían ser parte de la "naturaleza" de estos especímenes de la clase media-alta cool hace que se vean afectados: que el paisaje sea gorgeous para la narradora, más bien pone de manifiesto que la bastardilla es suya antes que señalar su condición políglota (la falta de decisión al respecto hace, además, que convivan palabras ya bastante usuales como "cocktail " en cursiva con neologismos en redonda como "stalkear").


Punch: La voz que logra: si bien es una enumeración de ideas biográficas nunca se vuelve densa porque aparecen reinterpretaciones de términos cuasi científicos o simplemente un grito en mayúsculas que nos mantiene despiertos a lo largo de toda la lectura.


Nos preguntamos: ¿Valen la pena tantas notas al pie que podrían ser un libro por sí mismas?


Nos respondemos: Sí, porque son ambiciosas (aclara por “si esto se llega a traducir”) y agregan una cuota de diversión como por ejemplo la aclaración de “La Claudia” como la esposa de Maradona; la expresión “¿Por qué no te callas?” tomada prestada del “puto rey”; y varios comentarios de libros, arquitectura, música, wikipedia y gugel (sic).


Anclaje Socio- histórico:ahora, hoy.


Estado de la materia: Líquido (¿nos habremos vuelto amenos?)


Digestión: Rápida; se come como un alfajor.

¿Para leer en voz alta?: Sí.  

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