lunes, 11 de marzo de 2013

Ficha Técnica - El traductor de Salvador Benesdra


El traductor, Salvador Benesdra, Eterna Cadencia, Buenos Aires, 2012 (1994).


Formato Editorial: Ladrillo de tapa blanda; diseño de tapa elegante; abundantes errores de tipeo.

Bio: Suicida célebre y consecuentemente publicado. Tiene un libro de autoayuda, lo cual resulta simplemente fascinante.

¿Cómo llegó a la Proxemia?: Grandes demostraciones de lo que es el punch por parte de Mamá y Papá.

En serie con: Kusminsky y algún que otro judío que reniegue de la raza humana en general. Además, Dostoievsky y, por lo tanto, Arlt.

Animales y organismos a los que remite: Un mandril que se queda meditando por lo bajo, con la pera pegada al pecho, y de repente te salta encima. Reyes incaicos, adventistas, sefaradíes y ashkenazis.

Estructura: Novela tradicional con párrafos farragosos.

Contenido/ Temas: Un intelectual pequeño-burgués, ex-trotskista y políglota sufre crisis espiritual e ideológica cuando intenta digerir, una tarde en un café, el derrumbe del Muro de Berlín. De ahí se desprenden dos líneas narrativas que comparten una épica y se diferencian en cuanto al ámbito en que se desarrolla y al grado de poder que Ricardo Zevi, el narrador protagonista, es capaz de esgrimir en cada uno de ellos. Tal épica sería la de una lucha por restituir la autoestima en el contexto de un mundo que se cae a pedazos hora a hora: profesionalmente, en el área de traducción de una editorial especializada progre combate tanto la flexibilización laboral como la inercia política de sus colegas, que se embarcan en una sucesión de asambleas, pedidos de entrevista al patrón, coqueteos o discusiones con el sindicato; en el ámbito privado, el enemigo de Zevi es la frigidez de su pareja, Romina, joven, salteña y adventista (como el narrador no deja de repetir insistentemente; no sea que nos olvidemos...), la cual desata una serie de tácticas diversas de sometimiento, pedagogía (porque se trata, también, de educarla - es provinciana y creyente, ¡no se olviden!) y disciplinamiento. Ambos caminos son recorridos desde la perspectiva de una psicología obsesiva y verborrágica que se somete a una continua pendulación entre abandonar el objetivo propuesto o dar un paso más, y exasperar los límites soportables.

Estilo: Largas oraciones que forman largos párrafos que forman capítulos largos; a veces demasiado: causa dispersión y el narrador cae en repeticiones de conceptos sobre los cuales ya había cavilado lo suficiente. El lado negativo consistiría en que genera en el lector la opinión de que "Podría ser más corta y está todo bien"; el lado positivo es que la construcción del personaje narrador (inseparable de las características de obsesión, verborragia, hiperintelecualización y enrosque) se come la novela e imprime un ritmo avasallador.

Punch: ¿Hasta dónde se es capaz de ir para tener un orgasmo? ¿Cuál es el límite de la entrega? Muchos despliegues de la cultura de Zevi -que une tiende, gracias al prólogo de Gandolfo y a la sobreabundancia de notas al respecto, a homologar con el autor- y de su sadismo levantan mucho la narración.

Nos preguntamos: ¿Se habría suicidado igual si lo publicaban antes?

Nos respondemos: Ni idea.

Anclaje Socio- histórico: Inicio del neoliberalismo salvaje en Argentina.

Estado de la materia: Gelatinoso (el episodio del Borda resulta ineludiblemente inverosímil y, además, la novela tiene ¡¡un final feliz!! A pesar de que el país apesta, Zevi mantiene un trabajo, una mujer -ahora sí, satisfactoriamente orgasmática- y un hijo al que llaman Román, por "novela" en francés...). Además hay una referencia intertextual constante a un libro que Zevi traduce del alemán  (y del cual transcribe párrafos enteros en alemán) que es inexistente! ¡Benesdra inventó un tapiz intertextual, claramente porque NADA de lo que estaba publicado en ese momento le servía!

       ¿Para leer en voz alta?: No: peligro de disfonía. 

Digestión: Lenta.

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