lunes, 9 de septiembre de 2013

Ficha Técnica - El amor es miedo

El amor es miedo. Ruy Krygier. Mansalva, BA, 2010.

Formato Editorial: Una Mansalva más incorrecta que la anterior, pero que, nuevamente, se las ingenia para quedar bien (aunque pueda ser irritante la tan trabajada ausencia de tildes).

Bio: porteño del ’72, actúa, filma y escribe (entre otras actividades). Experimentó las grandes ciudades hiperestésicas, Nueva York y Berlín, pero volvió y nunca llegó a escribir a la altura de lo que debe haber experimentado gracias a las drogas y los estímulos del primer mundo. Hizo instalaciones, muestras y en 2010 publicó su primera novela, que hoy nos interesa.

¿Cómo llegó a la Proxemia? : Un día queríamos leer pero teníamos poca energía para preguntar.

En serie con: Ray Loriga o Hanif Kureishi cuando escribía obras de teatro. Las películas clase B del ciclo Buenos Aires Rojo Sangre.

Animales/ Organismos a los que remite: drogadictos, alcohólicos, semi-zombies, melancólicos, actores decadentes, divos.

Estructura: Novela de 157 páginas, divida en capítulos breves con títulos cortos, directos.

Contenido/ Temas:Todos los clichés de la fama, las drogas, el sexo y los artistas, que se quieren salvar. Pero esta vez, todo sucede en los límites de un policial duro (Suiza antes del cambio de siglo; con nombres totalmente trillados y para leer en un falso acento inglés: Helmut Phillips, Sandy, Wisk) que nos regala algunas sorpresas (crímenes, traiciones e identidades intercambiadas) aunque solo hacia el final. LowLife, el nombre que Helmut elige para la quinta en la que sueña para pasar sus últimos días, condensa el ambiente;
cunnilingus, lo que sucede constantemente dentro de ese escenario. Por último, la superposición (la fricción) está en las historias que se escriben paralelamente: “Recordaba el lugar y le parecía magnífico para unas escenas de El amor es miedo (cunnilingus) la película que se aprestaba a rodar”.

Estilo/ Interacción: El estilo es, a su vez, lowlife: la metaforización resulta predecible (“¿Cómo existiría Helmut sin su combustible?” = alcohol) o chata (“Sus rojos cachetes simulaban tomates, frescos. (...) su nariz, una zanahoria; era como una Cesar Salad” –ni mencionar que no lleva zanahoria o la ausencia del pollo); peca en repeticiones apáticas; está desnutrido. Sin embargo, el punto de vista, aunque belicoso, no desentona. Tiene momentos brillantes, pero abrillantados con esmalte sintético, porque enseguida se nota la estructura barata por debajo. A continuación, el hilarante desenlace de proyectar una película para adultos en una sala de cine destinada a una película infantil por equivocación.
“Y efectivamente al día siguiente el Ente de reconocimiento para lo que no es tan jodido la prohibió. Lo escandaloso era que a los niños les había encantado la película y ya nadie quería ver Blancanieves.
Helmut les había jodido, sin quererlo, las vacaciones de invierno a los directivos de Wall Streat Nisdey.”
Sin detenernos en las rimas internas o la pobre puntuación, vemos que la repetición de palabras es enervante y se evidencia en cualquier página abierta al azar por un lector ocioso.
El manejo del discurso nos habla de un descuido desidioso de la reproducción de diálogos, presentando una falta rimbombante de unidad, donde se mezclan deliberadamente el discurso directo, indirecto libre, los guiones de diálogo, las comillas, el uso indiscriminado de signos de admiración que hacen tan pueril la narración en ocasiones. De a ratos, los personajes se interpelan usando el pronombre , y a veces, conjugan los verbos con el vos en la misma conversación. Inexplicablemente desprolijo.

Punch: Cuando Helena y Persón se descubren.

Anclaje socio-histórico: El noventoso mundo decadente que ya no causa gracia experimentar pero sí escribir sobre.

Para ser leído en voz alta: No, porque ni se preocupa de lo sonoro.

Estado de la materia: Gaseoso.

Digestión: Fermentada.

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