martes, 11 de febrero de 2014

Ficha técnica- Desmadre- Pablo Farrés- (2013)- Pánico el Pánico


Formato Editorial: Como ya es su costumbre, Pánico el Pánico nos regala una obra altamente prescindible para cualquier biblioteca, la de todos. Una edición volátil, de flexibilidad aguda y de menos de 150 páginas.

Bio: Escritor cuarentón, evidentemente comprometido de manera distorsionada con las consecuencias de la última dictadura en nuestro país.

¿Cómo llegó a la Proxemia? : Alguien quiso despilfarrar dinero.

Contenido/Temas: Una militante de la revolución montonera, después de que "el Marqués"- una figura de respeto y renombre entre los revolucionarios- la deje embarazada y se aleje del grupo de marginales, sufre la desgracia de que secuestren a su hijo. Al pasar unos días, ella también es secuestrada y confinada a vivir sola en el lavadero de una casa en una zona rural. Es torturada y violada, con la consecuencia de que da a luz a un hijo anualmente. Desde el lavadero oye voces y un día, descubre que vienen desde un corral afuera de la casa. Al mismo tiempo, descubre unos bizarros videos filmados con los seres que corren y se revuelcan en ese corral.

Estilo/ Interacción: Llama la atención la cantidad de errores relacionados a los tiempos verbales del modo subjuntivo, y también la repetición casi enfermiza del adverbio “media” para intensificar un adjetivo; como por ejemplo: “media tibia”- y no por referirse a un calcetín sino a la temperatura de un líquido.
La prosa es amistosa y fluye con focos ciegos y lagunas informativas para nada sutiles de la mano de dos narradores en primera persona bastante poco confiables. De a ratos la incoherencia invade al texto como torrente de espuma viscosa. Juega con los géneros de uno de los narradores, mezclándolos; pero no de la manera magnánima en la que se logra en Cómo me hice monja: “Escuchaba la frase Esto se llama morir ahorcada y no era yo el que decía estas palabras.” Que uno de los narradores sea mogólico (sic) y tenga una capacidad tan intensa de analizar su situación y circunstancias nos deja dudando de la verisimilitud de la composición del personaje. Quiere jugar intertextualmente con Osvaldo Lamborghini y avergüenza. Alto grado de lenguaje vago y reflexiones vacías que evocan algún tratado filosófico, pero carecen de asidero: “Pero las cosas suceden y la vida se hace en un lugar donde uno invariablemente nunca está. O está pero de tal forma que lo que se ha visto y vivido sólo puede ser compartido, incluso para uno mismo, como lo incomunicable.” Farrés juega dentro de las oposiciones binarias masculino/femenino, opresor/oprimido, torturador/torturado; pero en el intento, acentúa la diferencia de manera grosera, con comentarios que siguen siendo machistas: “Al ratito los pezones de mis siempre enormes tetas comenzaron a chorrear su leche.”, “Esa pija, ese lujo inesperado…” Comprendemos el intento de verbalizar lo indecible, lo que no tiene nombre; y también el de desmantelar la construcción de género y sus prejuicios. En esta novela no quedan bien reflejados.

Punch: Medio. Puede ser al inicio de los capítulos “Para una Ontología Deforme”. Los nombres que elige para los personajes (Evo, Adana, Eve) terminan por desactivar el punch que pudo haber construido al principio. Ah, la metamorfosis genital podría estar mejor dispuesta.

Organismos a los que remite: mogólicos, picanas, viudas, marqueses.

En serie con: Lamborghini, O.

Anclaje sociohistórico: Las afueras de Buenos Aires, un corral, en la segunda mitad de la década de los 70.

Nos preguntamos: ¿Es inteligente, nuevo y diferente el título a modo de juego de palabras?

Nos respondemos: No

Estado de la materia: gaseoso.

Digestión: Indigesto

¿Para leer en voz alta?: No.